¿Qué te aporta el deporte a nivel personal?
«El deporte para mí es una herramienta para contactar con mi cuerpo. A través de él, puedo salir de la vorágine del día a día en el que el piloto automático se hace cargo de mi conducta y me desconecta de cualquier sentimiento o emoción, llevándome a un estado en el que solamente prima el hacer y la tarea.
A nivel individual, considero el deporte un medio indispensable para cuidarme, quererme, escucharme y superarme. Siento que es el tiempo mejor invertido del día y que junto con la alimentación y la meditación son los tres pilares sobres los que se basa mi vida.
A nivel colectivo conocí el deporte desde muy pequeño. Jugué al fútbol hasta llegar a la Universidad y éste me ayudó a salir de mi ombligo, a aprender; a fallar, caer y levantarme; me enseñó valores tan importantes como la empatía y el compañerismo, la entrega colectiva y la pertenencia a un núcleo de iguales, donde todos íbamos a una y donde si uno fallaba, fallábamos todos, al igual que si uno acertaba, acertábamos todos.
Gracias al deporte he aprendido que el todo es más que la suma de las partes y que avanzar supone tener a mil personas dando un paso a la vez y no a una única persona dando mil pasos».
¿En qué se centra tu voluntariado en la Asociación?
«Comencé mi voluntariado en la Asociación alrededor de noviembre del año pasado y cierto es que, en muy poco tiempo, he sentido ser parte de esa gran familia gracias a la atención y el cariño de los trabajadores y usuarios.
Al principio me situé en el taller de psicoeducación con Abraham empujado por el afán de aprender sobre la enfermedad mental de primera mano, donde a día de hoy sigo participando de una manera activa y muy contento con el grupo y la confianza que Abraham deposita en mí.
Sin embargo, al poco tiempo también me propusieron acompañar a Los Piratas en sus salidas a los campeonatos de fútbol sala que juegan por toda La Región. A partir de mi primer encuentro comprendí que el verdadero aprendizaje estaba en la convivencia y no tanto en la teoría, por lo que desde entonces, intento acudir también a todas las salidas o todos los aspectos relacionados con el deporte dentro de la Asociación».
¿Qué significa para ti a nivel de voluntariado este tipo de encuentros deportivos?
«A nivel de voluntariado, los encuentros deportivos como el del próximo 6 de abril me parecen una oportunidad única para por un lado, compartir con toda la gente del centro un tiempo de calidad, una jornada de convivencia donde no hay roles, sino que nos enfrentamos a los desafíos deportivos con todo nuestro ser, independientemente de nuestra etiqueta, condición social o mochila.
Sin embargo, lo que realmente me parece bonito y valioso es la oportunidad que se me brinda como voluntario de aprender de unas personas que a pesar de su historia personal, son capaces de mirar al otro como un igual, con humildad y empatía, como si la capa del ego no se hubiese cernido sobre ellas. Fue en el primer partido al que asistí con el equipo de Los Piratas en el que pude darme cuenta que el deporte no es lucir unas botas bonitas, ganar tres balones de oro o ser campeón de la Copa de Europa. Para mí, este encuentro significa una oportunidad para recordarme, que el deporte es animar al otro cuando falla, que no es tan importante la marca de las zapatillas como la persona que las lleva, que no hay barreras para una persona con una discapacidad física si su corazón está con el equipo. Para mí este tipo de encuentros son una oportunidad para humanizarme, para aprender de todos y cada uno de los usuarios. Para recordarme que el deporte, no es ni más ni menos que lo que aprendimos de niños y que poco a poco se nos ha ido olvidando: un juego».